La pregunta que da título a esta entrada es una pregunta tan genérica que no tiene respuesta, porque hay periodistas buenos y malos y, sobre todo, hay periodistas que aportan valor y otros que no.
Estudiando mi último curso de esta carrera en la que (dicen) se nos enseña a hacer periodismo, estoy pudiendo observar algunas perspectivas muy interesantes al respecto en las clases de José Augusto Ventín (profesor que creó RadioComplutense, recientemente cerrada) y David Rojo de PeriodistaDigital.
En la clase de Ventín muchos alumnos hablaban de lo mal remuneradas que están las prácticas en periodismo (estamos hablando de alrededor de 300€), mientras que en las clases de David Rojo se hizo referencia a lo que por ley (otra cosa es que se cumpla) se debe pagar a un periodista recién licenciado (unos 1.300 € netos)
Los alumnos que participaron en la clase Ventín alegaban malas prácticas empresariales de los medios de comunicación que cambiaban a placer unos becarios por otros nuevos. Esto me planteó el hecho de algo que parece obvio: los becarios son sustituibles y si lo son es porque no aportan ningún valor diferencial. Y de aquí me voy a un texto que nos recomendó David Rojo. Se trata de un artículo del profesor Robert G. Picard, de la Universidad Jonkoping (Suecia) titulado «Why journalist deserve low pay» o en español «porqué los periodistas se merecen cobrar poco«.
Según este texto, como analizan muy bien desde Frikieconomía, el periodista ha perdido su valor:
El profesor luego analiza el valor económico en sí del trabajo del periodista. E identifica tres funciones fundamentales que crean valor: acceso a las fuentes, jerarquizar y transmitir la información eficazmente. Y ahora mismo, con toda la tecnología que tienen a disposición los individuos (sin encesidad de grandes empresas detrás), estas funciones las puede realizar cualquiera.
Como reflexiona el académico, los empleos bien pagadas requieren habilidades y conocimientos únicos. Requiere además que su trabajo no se haya convertido en una materia prima, como de hecho ha sucedido. La mayoría de los periodistas tienen habilidades similares y enfoques similares, utilizan las mismas fuentes y las mismas preguntas, produciendo un producto similar. Así también se entiende que dentro de la profesión los periodistas más especializados obtengan mejores salarios.
Renovarse o morir es la alternativa que Robert G. Picard augura para los periodistas, dando algunas pistas sobre hacia donde deben caminar para encontrar su hueco:
El periodismo ha de innovar y crear nuevos medios de recabar, procesar y distribuir la información de manera que los contenidos y servicios que proporcione a lectores, oyentes y espectadores no se puedan encontrar en ninguna otra parte. Y esto ha de aportar valor de sobra para que el público y los usuarios estén dispuestos a pagar por ello un precio razonable.
Y en esta renovación Robert G Picard llama a la implicación de los periodistas:
Los periodistas no pueden dejar esta transformación en manos de quienes gestionan sus empresas. Tanto directivos como periodistas tendrán que desarrollar habilidades de colaboración y establecer relaciones sociales que la hagan posible. Los periodistas necesitarán adquirir habilidades empresariales que les permitan pilotar el cambio y no sólo reaccionar a éste.
Una implicación que supone «adquirir habilidades empresariales«, además de contribuir con un valor añadido y exclusivo a nuestra labor periodística. Estas habilidades empresariales son importantes para la supervivencia de la empresa periodística, podemos crear medio innovadores como lo ha sido el recientemente cerrado Soitu.es, pero también debemos mirar a nuestras posibilidades económicas y saber qué es lo que podemos ofrecer con lo que tenemos.
Junto a estas habilidades empresariales hay otra serie de habilidades de las que espero hablar pronto en sinfuturo.
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