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Muchas veces no encontramos grandes diferencias de un producto o servicio a otro. Son difícilmente reconocibles y, sin embargo, los consumidores optan por uno en lugar de otro –¿por qué?– porque el ser humano muchas veces es más emocional que racional. De hecho, es bien conocida la frase que dice, que el ser humano toma sus decisiones emocionalmente y luego las racionaliza.

Por ello, el emotional branding está cobrando una gran influencia en el marketing actual, porque es una forma de influir en el subconsciente de los consumidores (y no tiene nada que ver con la publicidad subliminal) y además crear una imagen de marca que te ayude a destacar sobre tus competidores.

¿Qué es el emotional branding?

Pero vamos a empezar por el principio ¿qué es el emotional branding?  Pues simplemente aquellas acciones de marketing que apelan a los sentimientos y emociones del consumidor para promocionar su marca. Ha habido muchas grandes campañas de emotional branding que han tenido una repercusión mundial: desde el «Just do it» de Nike hasta el «¿te gusta conducir?» de BMW.

Algo muy importante en el emotional branding es la forma en que conecta con nosotros. No se trata solamente de contar una historia, sino de contar una historia que de alguna forma pueda relacionarse con cada individuo. El espíritu de superación de Nike o la pasión por conducir de BMW, se ubican en espacios comunes para la mayoría de las personas o, al menos, para sus potenciales clientes.

El poder del audiovisual para la implicación emocional

Una vez explicado el emotional branding –¿qué puede aportar el vídeo en este campo?– pues mucho, por no decir todo. El vídeo es un formato que capta y retiene la atención del usuario, envolviéndo y rodeándolo de percepciones visuales y auditivas, como ningún otro formato puede hacer. También está lleno de pequeños detalles que pueden cambiar por completo el mensaje que damos: la música, la tipografía, el look de la imagen… todos estos elementos influyen además de, por supuesto, la historia o mensaje que transmitimos.

[youtube id=»aPkyPdubqDs» caption=»Emotional branding at his best»]

Pero lo más importante, es que con el vídeo tenemos un mayor control sobre el mensaje que queremos transmitir. Ayudando a que éste tenga un mayor calado. De las campañas de las que hemos hablado anteriormente, nos quedan en el recuerdo esos «lemas», pero debemos tener presente que esos lemas son la punta del iceberg que sobresale en la memoria después de haber sido acompañado de imágenes sugerentes, una música y una historia que han hecho que esa frase encierre un significado especial para nosotros.

Es complicado que un consumidor se sienta identificado con tus productos, pero es más fácil que se sienta identificado por los valores que transmite la marca que los produce. No estamos hablando específicamente de una «filosofía», ya que esto se identifica más con la manera en que productos y servicios son desarrollados en una empresa, sino de aquello que queremos que nuestros clientes sientan cuando los están utilizando.

La creatividad es la puerta a las emociones

Por eso, el emotional branding debe ser coherente y tener una estrategia detrás. Un razonamiento dentro de las emociones que pretende transmitir. En este sentido la creatividad es clave y también el conocimiento que tenemos de nuestros usuarios. Crear una idea lo suficientemente sencilla como para calar hondo y, además, lo suficientemente elaborada como para tocar las emociones y sentimientos de las personas no es fácil.

Identificar los valores de nuestra empresa, las soluciones que provee y lo que representa para nuestros clientes es el primer paso que debemos dar en la definición de nuestra estrategia de emotional branding. Una vez hemos definido el fondo, podremos trabajar en la forma: la manera de trazar nuestro mensaje y ahí, es donde cobra importancia la creatividad, que no solo se manifestará con palabras, sino también con imágenes, ritmos, música, etc. Probad a ver alguno de los anuncios de las campañas de las que hemos hablado anteriormente sin audio. No sería lo mismo ¿verdad? Y dentro de este audio tenemos la música, la voz, efectos de sonido y miles de detalles que perfeccionan ese momento de intimidad que nos dan los vídeos con aquellas personas con las que queremos comunicarnos.

Conclusiones

Crear una campaña de emotional branding es muy complejo, pero el vídeo a través de sus diferentes recursos, nos puede ayudar en ello. La capacidad de retención del audiovisual, así como la facilidad que ofrece para apelar a la emoción de las personas (dado que el audiovisual es un soporte más destinado al impacto que a la reflexión) hacen del vídeo el formato idóneo para este tipo de campañas.

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